1.30.2014

Hibernum...



La estación del año en la cual los días son más cortos, las noches más largas (yei!!) y temperaturas más bajas al alejarse del Ecuador.

El invierno trae un combo de emociones: las festividades navideñas y un ambiente de alegría.  Sacamos la sábana de franela, nos arropamos y degustamos el chocolatito caliente, o un rico ponche con piquete.  Sabores de bacalao, romeritos y buñuelos. En los países de clima nórdico, es el momento de desempolvar los esquíes, y acudir presurosos a la cita anual con las montañas que empiezan a espolvorearse como de azúcar glass.  La emoción de ver la primera nevada, las caminatas entre paisajes donde el verde de los pinos se funde con la blancura de la nieve.   Revive el deporte invernal, la oportunidad de deslizarse cual ráfagas de viento, o bien, dar rienda suelta a las guerritas de bolas de nieve. Tiempo en familia, días relajados, a veces de nostalgia y melancolía.  Las emociones a flor de piel al llegar al final del año.  Las campanadas nos anuncian un inicio, lleno de ilusiones y expectación.

Tan romántico el invierno.  El hogar encendido que nos abriga y reconforta, por horas, por días, por semanas…. Y de pronto te das cuenta de que has encendido la chimenea ¡por meses!  La cuenta de la luz ha subido cual cohete en año nuevo, porque la calefacción, y el horno están trabajando horas extras. Las mangas largas se han adherido a la piel,  las botas son ahora parte de extremidades inferiores y no ponerse una chamarra nos da la sensación de andar en público ¡como Dios nos trajo al mundo!  Ya es casi febrero, y cuando en muchas partes del mundo la gente se abraza diciendo: - ya pasó, ya pasó, ya se está yendo el frío-,  en otras el calendario parece haberse pasmado en ese ambiente en el que eternamente viven los jitomates, las cebollas, la leche y el yogurt.  Ni hablemos de los que les ha tocado vivir casi en el congelador, y en materia de clima todavía no se ofrece la versión  “ no hace escarcha”, al contrario, además de la versión “El niño” y “La niña” , hoy contamos con el lanzamiento del “Polar Vortex”:  más frio, mas nieve, ¡por más tiempo!

Estamos a días de acabar el mes de enero, pero muchos desde octubre recibieron de manera “no oficial” al invierno.  Ya la fatiga invernal, el famoso “Winter blues” se hace presente, el trastorno afectivo estacional no lo inventaron, ¡es real!   Sobre todo para quienes no hemos nacido en este ambiente. 

Si señoras y señores, me urge que se acabe el invierno.  No me consuela saber que en X o Y están a menos 45 grados y que la nieve alcanzó 5 metros en no sé dónde.   Con los pocos grados centígrados, la falta de sol y la lluvia que yo vivo, en la famosa joya del este canadiense, tengo suficiente. Salir a trabajar cuando está oscuro y frio, a las 5 de la tarde no me emociona.  Este año verdaderamente me he tenido que empujar a la puerta para salir a correr y al gimnasio, ya no por entrenamiento, sino como una estrategia de supervivencia.  Pequeños pasos cada día, a la alberca ni de chiste he llegado. 


Diciembre 2013
Y así, en medio de mi rezongar,  es que me percaté de su presencia.  En mi recorrido, me hacen valla, gallardos y estoicos, después de que han ofrendado al invierno su belleza, se han despojado de todo, porque saben que en realidad, su fortaleza se encuentra en el interior y es lo único que los llevará a superar las inclemencias del tiempo.  ¡ Y cada vez salen triunfantes, son el diseño perfecto!  Yo también busco en mi interior esa fortaleza que me mantenga en pie, para que junto con ellos, pueda decir una vez más “Adiós, señor Invierno”

¡Los saludo!

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