1.21.2011

Enséname a vivir…

¡Hola a mis lectores! Ya estoy de regreso.

Pasa el primer mes del 2011. Todos estamos llenos de energía, los buenos propósitos están a la mano, el gimnasio, la dieta, ir a la iglesia, libros por leer, metas por conquistar.

Y también vuelve el tráfico, pagar la tenencia, el predial, pronto vendrá la declaración de impuestos, la construcción del segundo piso y la desafortunada historia de Kalimba. Policías y narcos decapitados, turistas canadienses baleados, alianzas de partidos políticos y un futuro incierto que vislumbra un panorama poco alentador.

Y aquí es donde surge aquella idea: ¿Que vemos en una hoja blanca con un punto negro? Pues normalmente el punto, aunque lo que predomina es lo blanco de la hoja. Y ese punto es capaz de llevarnos a dejar de ver lo que hay alrededor. Claro que me dirán que hay puntos muuuuy grandes. Efectivamente, hay puntos, que más bien…. Son círculos! y por más que queremos ver la parte blanca, esa masa negra nos obstruye la visión. El problema es cuando permitimos que esa “negrura” se convierta en la lente a través de la cual miramos el mundo.

Normalmente nos quejamos de lo que nos falta, pero poco hablamos de lo que si tenemos. El pasto del vecino siempre es más verde y el vaso esta medio vacío, no medio lleno. Como decía el anuncio, todo es cuestión de enfoques.

A veces un cambio de aires nos hace bien, pero no siempre es fácil soltar lo que tenemos. Yo tuve la oportunidad de hacer un gran cambio en mi vida, y realmente este cambio llegó en un momento muy oportuno. Cambiar de país me ayudo a recuperar la capacidad de ver otras cosas de la vida. Y no hablo de esa idea que todos tenemos que en otros países todo es mejor. En todos lados hay cosas buenas y cosas malas. El salir de nuestra zona de confort, muchas veces nos vuelve más sensibles, nos hace pensar, valorar, reflexionar. No necesitamos emigrar de nuestro país para ver otras cosas, a veces cambiar de ciudad, de trabajo, de casa, de escuela, nos ayuda a ver la vida desde otra perspectiva. A veces necesitamos aprender a vivir. Muchas veces nos dedicamos a sobrevivir, respiramos, comemos, dormimos, trabajamos. ¿Por qué tantas veces olvidamos como vivir? Vivir es ver el cielo, sentir el calor del sol en nuestra piel, admirar el vuelo de un ave o el color de una flor. Vivir es tomar bocanadas de aire que refrescan la mente, escuchar el latido de nuestro corazón al correr, es mirar atardeceres que incendian el horizonte, es dejarnos llevar por momentos interminables de felicidad. Vivir es soñar con el mundo que queremos y no el que nos dicen que es. Vivir es amar, vivir es llorar y reír con la misma intensidad. Para vivir no necesitamos Ipod , ni Blackberry ni Facebook. Son valores agregados a la necesidad fundamental de la comunicación.

Vivir es decir “te quiero” sin reservas, es amarnos a nosotros mismos y amar a los demás. Vivir es entender que esta vida nos fue regalada para hacer de ella lo mejor. Entender que cualquiera que sean nuestras creencias, existe un Ser superior, que alimenta nuestra alma, yo le llamo Dios. Vivir es valorar la inocencia, luchar por la justicia y aprender a perdonar. Vivir es una sonrisa, que se transforma en carcajadas. Vivir es ver la ternura en un niño, la sabiduría de un anciano y la tenacidad del discapacitado. ¿Somos felices porque vivimos? O ¿Vivimos para ser felices?

La vida me ha dado cosas buenas, solo te pido… Enséname a vivir.

¡Los saludo!

Enséname a vivir
Thalía, Primera Fila.