Cuando pienso en mi historia deportiva no puedo más que mirar hacia atrás y ver como empezó todo: yo fui toda mi vida lo que se conoce como un ratón de biblioteca. El estudio se me daba perfecto, pero la verdad es que los deportes y yo nunca fuimos muy amigos. Me remonto a aquellas épocas en la primaria, cuando mis cualidades deportivas no eran tan destacadas y para acabarla de rematar, era “llenita” (aclaro que no era gorda). Así que a mí me tocaba generalmente ser de las últimas elegidas en los equipos, ya que no corría muy rápido que digamos. Ya en la secundaria la cosa mejoró: no en lo deportivo, ahí seguía igual, pero por lo menos las estrategias para evadir las clases de deportes eran más efectivas y por supuesto, practicaba más las cuestiones sociales: yo era de las que cuando nos ponían a correr me iba platicando con alguna amiga y cuando el profesor volteaba hacíamos como que corríamos. Siempre detesté con toda mi alma las alucinantes clases de educación física, de las cuales el único recuerdo que tengo es el de profesores gritones, con aires de grandeza, voz de sargento y un montón de sentadillas y abdominales que lo único que me dejaban era un dolor muscular que muchas veces me duraba toda la semana. Nunca aprendí a jugar basquetbol y el saque de voleibol por arriba jamás lo pude hacer.
Viniendo de familia deportista, tuve también que entrarle al tenis, que estaba bien para ir a una clase vespertina dos veces por semana. Pero ya cuando se trató de entrar a torneos, me di la media vuelta: mi autoestima no estaba preparada para ser el último lugar de mi categoría, dado que las contrincantes de mi edad eran mucho más avanzadas en cuestiones tenísticas. Pero la cereza del pastel vino cuando jugando con mis papás y sus amigos no llegué a una bola y el caballeroso señor a media cancha me gritó “Hay que correr, gordita” Ahí decidí que me evitaba esos sin sabores y me dedicaba a otras cosas.
Así que con tiempo desarrollé mi campaña publicitaria (ya desde ahí se me daba lo de la mercadotecnia) de “Verónica no es buena para los deportes, pero si para los estudios”. Y así viví felizmente muchos años. Mi marido ha sido deportista toda su vida, y uno de sus deportes favoritos es correr. Poco tiempo después de haber llegado a Canadá me invadió el terror de engordar, dado el cambio de horarios de comidas y los ajustes a mi nueva vida. Así que pensé que sería una buena idea darle una nueva oportunidad al deporte. Tras pensarlo mucho me decidí por un deporte que pudiera compartir con Mark y en septiembre de 2008 empecé a correr. Inicié con un programa de 13 semanas, el cual combina caminar y correr, dando al principio mayor peso a la caminata y conforme avanza el programa se va dando mayor porcentaje al tiempo de correr. El día que inicie ni siquiera pude terminar la rutina de ese día. No era capaz de correr por un minuto. Si que estaba mal. Pero algunas de mis cualidades son la disciplina y la determinación. Así que continúe semana a semana. Por ahí de la semana cuatro, odiaba correr. Pero mi terror a engordar era más grande, así que no me quedaba de otra más que seguir. Así llegué como a la semana cinco, donde la rutina incluía correr por cinco minutos, combinando la caminata. Y ahí voy, a correr… por primera vez en mi vida pude correr cinco minutos continuos. Esos cinco minutos fueron la motivación que me llevo a seguir adelante con mi programa. Al final de las 13 semanas era el mes de marzo. Y yo estaba lista para mi primer reto: Correr una carrera de 8kms junto con Mark. En Abril 2008 crucé por primera vez la meta de una carrera y recibí una medalla de participación, mi tiempo: 57 minutos. !Mi primera medalla en deportes! En Julio corrimos una carrera de 10 Km y en Octubre corrí en apoyo a la lucha contra el cáncer de mama una carrera de 5 Km.
Pero como toda buena deportista, ¡me lastimé! Y desgraciadamente tuve que dejar de correr ¡por 8 meses!! Y no me había dado cuenta de lo mucho que me gusta correr, hasta que tuve que dejar de hacerlo. Hace una semana por fin, pude volver a empezar. Con toda precaución y siguiendo estrictamente el programa de mi fisioterapista he vuelto a entrenarme. Es difícil volver a empezar, como hace casi dos años, corriendo y caminando. Pero así debe de ser a fin de evitar una nueva lesión. Pero ya estoy de vuelta. Puedo volver a sentir la libertad de que me da cada paso. Quiero experimentar nuevamente la sensación de que puedo correr indefinidamente y no sentir cansancio, solo el deseo de seguir corriendo. Quiero volver a escuchar el sonido de mis pasos mezclándose con mi respiración, mientras el viento frio toca mi cara. Quiero volver al deporte que terminó con ese auto boicot que hice contra mis propias capacidades. Ahora sé que todos podemos practicar algún deporte, tan solo es cuestión de encontrar el adecuado. Mi meta es correr en Octubre nuevamente los 5 Km en apoyo a la lucha contra el cáncer. Nunca es muy tarde para comenzar un deporte y bajo esta premisa, mi sueño es correr un maratón.
Así que por el boulevard, por el parque, por el bosque, en una carrera, pero ahí me verán corriendo, porque por fin el deporte y yo ¡Somos amigos!!
¡Los saludo!