10.01.2010

Pintarse la cara, color de esperanza...

Este mes de octubre está dedicado a la Prevención de Cáncer de Mama, así que nos pintamos la cara, la ropa, el alma ¡color de rosa! Creo que en realidad el color de la esperanza es el verde, pero bueno… que importa el color. Lo importante es que cada vez se busca hacer más conciencia sobre la prevención del cáncer mamario, que es una de las principales causas de muerte en México y el mundo. Cada año varias asociaciones llevan a cabo campañas con el fin de concientizar a la población femenina sobre todas aquellas cosas que podemos hacer para prevenir esta enfermedad, detectarla a tiempo y atacarla.

Soy hija de una de las muchas guerreras de afeitada cabeza que lucharon por prolongar su existencia en este mundo. De su primer diagnóstico mi mamá salió en remisión y vivimos 14 años sin la presencia del enemigo. Sin embargo… una célula perdida por algún recóndito espacio de la anatomía humana, se hizo cargo de reiniciar la batalla que duró aproximadamente 4 años más. La metástasis es como golpe a traición, porque ya no sólo se localiza el cáncer en un lugar, sino que se vuelve una guerra de guerrillas, que por las vertebras, que ahora en el cerebelo, que ahora en otros huesos, y así se van invirtiendo esfuerzos en librar cada batalla, hasta que finalmente va venciendo, porque logra conquistar los órganos internos, que es lo que finalmente lleva a la muerte. ¿Que cuerpo humano puede tolerar semejante desgaste? Ninguno… y francamente… tampoco hay familias que lo soporten por mucho más tiempo. La enferma sufre su dolor, la evolución, cada momento. Es su propia batalla. Los demás somos espectadores, que sufrimos ante el dolor ajeno, pero que en realidad poco podemos hacer para aliviar el dolor físico. Es una experiencia de vida muy fuerte, porque al final, el verdadero amor es aceptar que prefieres vivir con el dolor de no tener a la persona, que vivir presenciando su sufrimiento. Si… es una enfermedad dura, que también me dio la oportunidad de ver lo mejor de mi familia, de dejar de ver a la mamá superhéroe que vi de niña, para poder mirar a una mujer que sufre, que llora, que tiene miedo. Porque la capa de superhéroe a veces no deja ver bien al ser humano. Te das cuenta de la fragilidad, pero también de la fortaleza del espíritu y que el amor de una familia puede mover montañas. Mi guerrera de afeitada cabeza y peluca coqueta, ya no está aquí, pero me dejó entre otras muchas enseñanzas, el cuidarme a mí misma, el ser responsable de mi cuerpo, porque el cáncer no solo ataca a una mujer, sino a todos los que la rodean.

Por eso quiero que todos nos pintemos de rosa, de esperanza, de que el día de mañana no habrá mujeres que sufran al ver su cuerpo mutilado, al cepillarse y quedar con mechones de cabello en la mano. Que ninguna mujer tenga que derramar lágrimas pensando en que será de sus hijos y de su familia. Que ningún hijo, esposo, hermanos, tengan que decir adiós a una mujer que estaba en plenitud de su vida. Vamos a pintarnos de rosa, de conciencia, porque palpar nuestros senos sea una costumbre y no un acto esporádico. Porque nos quitemos ideas preconcebidas sobre el dolor de una mamografía (o del Papanicolaou, cáncer cérvico-uterino misma historia), porque entendamos que más vale tolerar una incomodidad, molestia o dolor de 5 minutos, que el sufrimiento físico, mental y espiritual de muchos años. Si puedes, píntale la vida de rosa a quien sufre esa enfermedad. Cualquier forma de ayuda es válida, tú decides si quieres apoyar comprando un producto, si quieres participar en una caminata, si te vuelves voluntario para una asociación. Hay muchas formas de ayudar, sobre todo, para que siga habiendo recursos para luchar contra esta enfermedad y para que el día de mañana podamos mirarla como una cosa del pasado.

Hoy quisiera terminar esta entrada a mi blog honrando a mi guerrera de afeitada cabeza y coqueta peluca, y a todo ese ejército que desde el cielo y la tierra lucha unido contra esta enfermedad. Por todas ellas me pongo de pie y contrario a la costumbre, en lugar de quitarme la gorra… ¡ Me la pongo en su honor!

¡Los saludo!