5.17.2011

Un amor real…

Siempre tan natural… lleno de libertad… (Sin Bandera).


Un tema de moda ha sido la boda de “William y Kate” (como si yo los conociera). En la era de la super-comunicación la difusión del enlace nupcial del futuro rey de Inglaterra desata una ola de comentarios, deducciones, predicciones, críticas y augurios. La Monarquía inglesa es una de las más conocidas. Es verdad que son lo más cercano que tenemos a Cenicienta o la Bella Durmiente, pero de carne y hueso. Por supuesto que no me perdí la repetición de la “Boda del Siglo”, (tampoco fui tan entusiasta para levantarme en la madrugada a ver el evento en vivo, cuando sabía que podía disfrutarlo horas más tarde sin tanta ojera) Ver la boda me provoca muchas emociones y sentimientos encontrados. Me genera ilusión ver a una mujer que hace sus sueños realidad, que ha encontrado al hombre de su vida, al “príncipe azul” de sus sueños. Aquí la cosa… es que el hombre ¡en verdad es un Príncipe! Y no por guapo y elegante… sino porque ostenta un título nobiliario que lo acredita como tal. Me emociona que un hombre haya encontrado el amor de una mujer, aparentemente él está dispuesto a protegerla, amarla, a tratarla  ¡como a una reina! Pero la verdad… es que esa mujer pudiera ser la futura reina de Inglaterra (digo pudiera porque ya vemos que luego se “sala” el asunto y no es). Me disgusta ver al príncipe Carlos y a Camilla Parker, en su magnífico matrimonio, tras su largo y comentado adulterio. No es que ande de persignada, pero mucho se ha publicado que ese “amorcito” es de siempre. Para mí, el señor bastante cobarde, que por no haber defendido sus verdaderos sentimientos, hizo de su matrimonio un teatro. Ella… una mujer que aceptó  ser la amante del hombre que no supo hacerla su esposa por cumplir un protocolo. Al final… se quedó con lo que quería. ¿Será que Camilla es la personificación de la frase que dice “El que persevera alcanza”?.


Me queda clarísimo que Griselda y Anastasia, las hermanastras de Cenicienta si existen. Las hijas de “Fergie” y el príncipe Andrés son la viva imagen, no digo de la maldad porque no tengo idea de sus acciones, pero sí de la extravagancia, la disposición de llamar la atención a cualquier costa y el mal gusto. Sus “elegantísimos” sombreros me recordaron más a un venado y a un pavo real, ¿Será que de Cenicienta se pasaron a Bambi?


Canadá es un país que todavía está estrechamente ligado a la monarquía. Resulta que aun cuando Canadá es un país al que Inglaterra le otorgo la independencia, pues Elizabeth II es reina de este país también (igual que de Australia, Nueva Zelanda, Jamaica y otros países que pertenecen al “Commonwealth”) Ahí les va la historia, para educarnos todos juntos:

Canadá es una monarquía constitucional, donde las labores del Jefe de Estado y Jefe de Gobierno son diferentes. El Parlamento Canadiense consta de tres partes: La reina, representada por el gobernador General, el Senado y la Cámara de los Comunes.

La Carta Patente de Constitución del Gobernador General y Comandante en Jefe de 1947, autoriza al gobernador general de Canadá a representar a la reina. El Gobernador general no es un puesto político. La Constitución de 1867 otorga el poder ejecutivo a la Reina, sin embargo, en la práctica, esta función la ejerce el primer ministro, que ahora es el Sr. Stephen Harper,  y sus "canchanchanes". El Gobernador General da consejo, aviso, representa a la corona en todo momento y tiene una estrecha relación con el primer ministro, ¿Qué tal eh?

 Y aunque los canadienses no se preocupan mucho por estos asuntos y otros tanto creen que ya nada tienen que ver… pues resulta que en la moneda, en las oficinas de gobierno, en las escuelas, está todavía la imagen de la señora  que en la boda vistió elegantemente un vestido y sobrero amarillo. Estos lazos que todavía nos unen, resultan en que cuando nos honran con su visita tan celebres personalidades, los gastos corren por cuenta de los contribuyentes canadienses. ¿Lo pueden creer? Así que espero que la próxima visita del Duque y la Duquesa de Cambridge sea corta, ya que sus ritmos de vida son algo vertiginosos.  A pesar de algunos detalles, la monarquía forma parte de los orígenes de Canadá, de su cultura e identidad, que en esta provincia de British Columbia, por la gran cantidad de emigrantes que existen, cada vez siento que se va perdiendo mas la identidad canadiense, fundiéndose en una mezcla de culturas y de luchas por ser “políticamente correctos”. Sin embargo, muchos canadienses, sobre todo del género femenino, hicieron desayunos de madrugada, vistieron con sombreros y vestidos elegantes, se reunieron para ver el enlace del futuro rey, recordar cuándo por la radio escucharon la boda de la reina Elizabeth y comentar las desdichas de la difunta y siempre amada Lady Di.


Esto de la monarquía es siempre interesante. Pero es la realeza británica la que provoca estas emociones. Como dicen los mismos ingleses, ellos saben hacer de estos eventos “Pompa y Circunstancia”. En mi opinión, la monarquía me parece una especie en peligro de extinción, que no tiene más opción que re-inventarse o resignarse a desaparecer. Cuesta mucho dinero mantener excentricidades, bodas, paseos, carruajes, divorcios, intrigas, callar bocas y hacer relaciones públicas. A mí en estas épocas, me parece indignante tener que hacerles reverencia a otras personas, porque según ellos vienen de “sangre real”. Podemos ser respetuosos, pero creo que somos iguales, ¿O qué? ¿Mi “pedigree” no vale?…


La magia de Disney nos enseñó a amar a Cenicienta. A soñar con que los príncipes se enamoran de las plebeyas. Que las buenas, pacientes y compasivas mujeres encontrarán justicia y amor eterno, mientras que las malvadas, tarde o temprano encuentran un castigo. Los cuentos de hadas nos enseñaron que el amor siempre triunfa, solo es cuestión conservar bondad en el corazón y vencer al malvado y feroz dragón. Que un beso de amor es la vida y que se puede vivir feliz para siempre. ¿Será que la monarquía leyó los mismos cuentos? ¿Estarán buscando darnos una versión moderna de nuestra historia favorita? ¿O será hora de que dejen de ser parte de ese gran teatro, para incorporarse a la realidad de un mundo donde hay niños que mueren de hambre, donde los desastres naturales destrozan hogares, donde las dictaduras oprimen a los pueblos, mientras en el castillo se bebe la mejor champaña?



Les dije que esto de la monarquía me produce sentimientos encontrados. No niego que me encanta leer sobre la realeza, sentí mucho la muerte de la Princesa de Corazones, Lady Di, y de verdad deseo que los “amigos” William y Kate hayan encontrado el amor, que su matrimonio sea verdadero y para siempre. Pero ¿realmente necesitamos monarquías en este siglo? ¿Qué nos aportan, además de material para programas de modas y chisme? Eso no lo sé… Lo que si se es que para ser feliz no se necesita de títulos ni de palacios, que el honor y nombre de una familia no los da la realeza, sino el cariño, la unión y el trabajo honrado, y que la paz y el amor que tengo en mi vida no los cambio por la vida de ninguna princesa.


¡Los Saludo!

Pd: Cuando escribí esta entrada de mi blog, todavía no circulaba por Facebook la prueba de que la percepción de las “hermanastras” no fue solo mía…Aquí les dejo la evidencia.


5.04.2011

Yo tengo una tía, la tía Mónica…

...Que cuando va al mercado le gritan ¡oohh, la la!!

 Bueno… la verdad yo no tengo ninguna tía que se llame Mónica, amiga si… Pero tía ¡no! Y fíjense que estuve tratando de hacer memoria sobre alguna canción que hable sobre las tías, pero pues creo que el personaje es poco comercial para los autores, no cuenta con reconocimiento oficial o de plano… pues se olvida que las tías también deberían tener una canción y más aun, un día para festejarlas.

 Las tías vienen en muchas variedades, las que son hermanas de nuestros padres o aquellas amigas de la familia que son merecedoras del título. Hay tías gordas, tías flacas, tías solteras y tías casadas; algunas han hecho favor de proveernos con algunos fantásticos primos, que para muchos vienen a ser otros hermanos. Hay tías que viven cerca de nosotros y otras que frecuentamos menos. Unas tías son la buena onda, otras son medio amargosonas y otras… te dan besos ensalivados (esa categoría es como de las tías viejitas, que ya mas bien, son tías abuelas y catalogan como en la división de abuelitas). Unas tías son deportistas, otras son más intelectuales. Unas se maquillan y visten padrísimo, otras digamos que son más naturales. Como les dije… hay una gran variedad. Hay quienes tenemos muchas tías porque nuestros papás vienen de familias grandes. En el caso de familias pequeñas, pues el surtido es más escaso, pero siempre hay una o dos tías que ocupan un lugar especial en el corazón.

Cuando eres niño, siempre hay una tía que es mas como una versión real de Mary Poppins: te lee cuentos, dibuja contigo, juega a las escondidillas, te compra helados, se pone a bailar, adora a tu perro y cuando tu mamá te regaña, te abraza y seca tus lágrimas. Si te caes, te cura el raspón y ¡no duele!, te pone curitas de personajes y luego te compra un chocolate. Es la tía que te encanta visitar, cuando tus papás te llevan a su casa, estás fascinado. Si eres niña te gusta ponerte sus zapatos, si es tía soltera seguro tiene muñecos de peluche en su cuarto ¡Y te los presta! Cuando la tía ya es casada, hace tu postre favorito,  te tiene un mantel individual y plato especial, generalmente coordinados. Hay tías que hacen las delicias de la infancia. Pero el tiempo no perdona, y los niños nos volvemos adultos, y entonces las tías también cambian. Bueno… un poco, siguen siendo guapas, lindas; por supuesto, también maduran. Entonces… la tía es  más como una buena amiga, platicas, te echas un “cafecito, hasta te fumas un cigarrito con ella, pues porque no, ¡Si ya eres grande! Te da recetas de cocina y hasta te presta su coche o tú la llevas a donde necesite. Muchas veces dejas de decirle “tía” ¡y la llamas por su nombre! Rara vez una tía te dirá que “no” a algo que tu le pidas y normalmente sus palabras no te caen tan "gordas" como el rollo que te tiran tus papás (que al fin y al cabo es lo mismo, pero si la tía lo dice, es más digerible).

 Al paso del tiempo, resulta que un buen día, uno de tus hermanos te notifica que eres una “Tía en vías de desarrollo” es decir… que pronto vendrá un hermoso bebé que te otorgará el título. ¡Es bien padre!  Porque te das cuenta que ser tía es un poquito como ser mamá, pero “cool” como dirían mis sobrinas. Y pues es igual, nadie te enseña, vas experimentando pero definitivamente tienes una idea de lo que quieres ser para tus sobrinos. En mi caso, me he dado cuenta de que mucho del cariño que siento por mis tías es gracias a lo que vivimos en mi infancia, y que tarde o temprano una tía puede ayudar a llenar el vacío que una madre puede dejar si por alguna razón ella falta. Así que mi idea de ser tía ha sido llenar a mis sobrinas de experiencias y recuerdos, que puedan atesorar a lo largo de su vida y que las haga sentir amadas y especiales.  Hoy soy para ellas “Titi” como cariñosamente me llaman, el día de mañana espero ser una amiga, un apoyo, tener palabras sensatas para orientarlas cuando lo necesiten y un abrazo consolador cuando la vida las enfrente a pruebas que puedan ser dolorosas.

 Recuerdo con cariño a mis tías, con unas convivo mas, con unas convivo menos. Todas mis tías vienen por parte de mi mami, que tuvo muchas hermanas. Mi papá solo tiene hermanos. También hay tíos especiales, pero las tías siempre son lo que más se asemeja a una madre. Cuando la mía estuvo tan enferma, mis tías fueron mi apoyo, una me ayudaba con la logística de los cuidados, otra me escuchaba con caja de "Kleenex" a la mano. Cuando ya no tuve a mi mamá, siendo adulta, aun la necesitaba y tuve una tía que me ayudó, que me dio consejos, que escuchó mis preocupaciones y me dio guía para tomar la mejor decisión. Y tengo otra tía que a pesar de la distancia siempre supo darme su cariño y alegría, mas otra que aun cuando por circunstancias de la vida dejó de convivir con la familia en general, llenó mi infancia de momentos que aun recuerdo con cariño (aderezados con gelatinas "Art" de grosella y libros de iluminar).

 En este mes de mayo, evidentemente recuerdo con amor a mi madre y no habiendo un día para las tías, les dedico esta entrada de mi blog a ellas.

 Los dejo finalmente con esta cita, que me encanta:

“Solo una tía puede dar abrazos como una madre, mantener secretos como una hermana y amar como una amiga”.”

¡Los saludo!