La estación del año en la cual los días son más cortos, las
noches más largas (yei!!) y temperaturas más bajas al alejarse del Ecuador.
El invierno trae un combo de emociones: las festividades navideñas
y un ambiente de alegría. Sacamos la
sábana de franela, nos arropamos y degustamos el chocolatito caliente, o un
rico ponche con piquete. Sabores de
bacalao, romeritos y buñuelos. En los países de clima nórdico, es el momento de
desempolvar los esquíes, y acudir presurosos a la cita anual con las montañas
que empiezan a espolvorearse como de azúcar glass. La emoción de ver la primera nevada, las
caminatas entre paisajes donde el verde de los pinos se funde con la blancura
de la nieve. Revive el deporte invernal,
la oportunidad de deslizarse cual ráfagas de viento, o bien, dar rienda suelta
a las guerritas de bolas de nieve. Tiempo en familia, días relajados, a veces
de nostalgia y melancolía. Las emociones
a flor de piel al llegar al final del año.
Las campanadas nos anuncian un inicio, lleno de ilusiones y expectación.
Tan romántico el invierno.
El hogar encendido que nos abriga y reconforta, por horas, por días, por
semanas…. Y de pronto te das cuenta de que has encendido la chimenea ¡por
meses! La cuenta de la luz ha subido cual
cohete en año nuevo, porque la calefacción, y el horno están trabajando horas
extras. Las mangas largas se han adherido a la piel, las botas son ahora parte de extremidades
inferiores y no ponerse una chamarra nos da la sensación de andar en público ¡como
Dios nos trajo al mundo! Ya es casi
febrero, y cuando en muchas partes del mundo la gente se abraza diciendo: - ya
pasó, ya pasó, ya se está yendo el frío-, en otras el calendario parece haberse pasmado
en ese ambiente en el que eternamente viven los jitomates, las cebollas, la
leche y el yogurt. Ni hablemos de los
que les ha tocado vivir casi en el congelador, y en materia de clima todavía no
se ofrece la versión “ no hace escarcha”,
al contrario, además de la versión “El niño” y “La niña” , hoy contamos con el
lanzamiento del “Polar Vortex”: más
frio, mas nieve, ¡por más tiempo!
Estamos a días de acabar el mes de enero, pero muchos desde
octubre recibieron de manera “no oficial” al invierno. Ya la fatiga invernal, el famoso “Winter blues”
se hace presente, el trastorno afectivo estacional no lo inventaron, ¡es real! Sobre todo para quienes no hemos nacido en
este ambiente.
Si señoras y señores, me urge que se acabe el invierno. No me consuela saber que en X o Y están a
menos 45 grados y que la nieve alcanzó 5 metros en no sé dónde. Con los pocos grados centígrados, la falta
de sol y la lluvia que yo vivo, en la famosa joya del este canadiense, tengo
suficiente. Salir a trabajar cuando está oscuro y frio, a las 5 de la tarde no
me emociona. Este año verdaderamente me
he tenido que empujar a la puerta para salir a correr y al gimnasio, ya no por
entrenamiento, sino como una estrategia de supervivencia. Pequeños pasos cada día, a la alberca ni de
chiste he llegado.
Diciembre 2013 |
Y así, en medio de mi rezongar, es que me percaté de su presencia. En mi recorrido, me hacen valla, gallardos y
estoicos, después de que han ofrendado al invierno su belleza, se han despojado
de todo, porque saben que en realidad, su fortaleza se encuentra en el interior
y es lo único que los llevará a superar las inclemencias del tiempo. ¡ Y cada vez salen triunfantes, son el diseño perfecto! Yo también busco en mi interior esa fortaleza
que me mantenga en pie, para que junto con ellos, pueda decir una vez más “Adiós,
señor Invierno”
¡Los saludo!